viernes, 14 de octubre de 2011

Lo único que me das.




Te acaricio mientras se me deshace el alma.
Te escucho respirar e intento mantener la cordura cuando se me aparece ese pensamiento en la mente.
Te contemplo y te echo de menos.
Te beso y se me inundan los ojos.
Me vuelvo y abrazo las sábanas, aparentando una falsa tranquilidad.

Sé perfectamente para qué me quieres. Tú no sabes para qué te quiero yo. Si lo supieras no estarías aquí conmigo.

Inhalo tu aroma y se me obstruye la garganta.

Me corroe tu imagen mientras me abrazas por compromiso. Las falsas caricias que me haces me proporcionan escalofríos.

En mi mente me pregunto una y otra vez si merece la pena.

Tus besos se me escurren entre los dedos.


Tu sustancia es mi droga.

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