Me fui a la cama a la 1.
A las 2 y media seguía despierta.
No quedaban palabras. Las habíamos dicho todas.
Después de hacer el amor, supe que se había acabado.
¿Había amado a Big alguna vez? ¿O era adicta al dolor, al exquisito dolor de querer a alguien tan inalcanzable?
-Eh, ¿que haces ahí?
-Vete a París, yo no voy a ir. No finjamos ser algo que no somos. Da igual.
-Ven a la cama.
Quería ir con él, pero me sentía como si estuviera atada a la silla. Una parte de mí me estaba sujetando, sabiendo que había llegado demasiado lejos, que había llegado a mi límite.
Y se acabó. Me había desatado de Big. Era libre. Pero no había nada de exquisito en ello.
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